Recuerdos de una vida que se fue

domingo, 31 de agosto de 2008

Como la llama que se enciende en tu mirada,
un día pude ver con claridad cuánto te amaba.
Más allá del tiempo, de las primaveras y las palabras
crecí con tu mano en mi mano y ya nada detuvo el sentimiento.
Compartimos casi, casi, una vida entera,
me enseñaste a ver detrás de las praderas,
a sentir el aire en la cabeza,
a pensar dos veces antes de bajar la barrera,
a no quitar las flores antes de que florezcan.

Me enseñaste que la libertad es mi obligación primera,
que no hay nada más triste que encontrarse odiandose a sí mismo,
me enseñaste que si doy amor no existen las barreras,
que el tiempo cura todo, lo que duelen son las huellas.

Me enseñaste a besarte a tu manera,
a ser vos en un momento cualquiera,
me enseñaste que las caricias no se piden, se regalan,
que las mañanas son más gratas a tu lado,
que los sueños son más bellos si son de a dos.

Me enseñaste a amarte tanto, tanto
Que ahora no sabría vivir de otra manera,
tendría que aprender una vida nueva.

Me enseñaste que luchar contra la corriente
a veces indica que estamos en el camino equivocado.
Y hoy te fuiste hacia el cielo y me dejaste entre todos esos recuerdos,
prometí aquella vez que no estaría triste, que no lloraría,
pido perdón por no poder hacerlo aún,
es que extraño tanto tu presencia cada instante
que no sé cómo empezar de nuevo sin tu mitad,
sobra espacio en la ventana, en la cama y hasta en la cocina,
Sobran platos, vasos y caricias que ya no sé dar.
Sobran sentimientos que no te puedo dedicar.

Sé que te encontraré por allí, en algún lugar,
y que llevaré la marca de aquel gran amor que jamás me sonará fugaz,
sé que tengo en mi todo lo que vivimos juntos,
no hay manera que te olvide, perdón, no sé hacerlo,
estoy aquí con tus recuerdos hechos hielo,
Algún día pasará, lo sé, me lo enseñaste,
sin embargo agradezco que hayas estado en mi vida,
te lo agradezo por que sin tí hoy no sería la misma.
Sigo conversando con tu sombra y tus caderas,
y aunque parezca una locura también huelo tu piel en la madera.

Hasta siempre, hasta pronto, hoy te llevo en la memoria y en el alma,
pronto estaremos juntos, cuando se apaguen las luces de mis ojos,
Nos encontraremos y otra vez seremos uno.