Durante muchos años te he amado,
con todas las fuerzas posibles de mi alma.
Sin darme cuenta que tu ausencia me había estancado
de una manera imposible de evitar.
Durante muchos años te tuve en mi corazón,
en mis sueños, en mi mente, en mis recuerdos,
me acostumbré y aprendí a ser feliz sin tí.
Edifiqué mi vida y construí un nuevo camino,
a veces te extrañé, a veces te olvidé,
pero no había dejado de sentirte.
No necesité tenerte presente, tomando mi mano,
besando mis labios, diciendo “te amo”.
No necesité de tus palabras ilusas
de tus encantos, de tus miradas,
no necesité nada, simplemente te amaba.
Sin embargo, hoy, mirando hacia atrás
no voy a mentirte, no me arrepiento
de haberte entregado tanto de mi vida,
después de todo tú también me has dado
más de lo que jamás imaginé…
Me enseñaste tantas cosas, sin querer,
de un valor incalculable,
amaste partes de mí que yo no conocía…
y dicen que todo termina,
pero yo creo que se transforma, pasa a otro lugar
cambia el formato pero no la esencia,
el amor es el amor, nada lo apaga.
Hoy, que me dí cuenta que haberte esperado me paralizó,
hoy, que me dí cuenta que no valía la pena que regresaras,
por que volver ya no hubiese sido igual,
ya no estaban presentes aquellos niños de ayer
que se amaban con locura, ilusión e incluso idealismo.
Y sirvió de mucho, ambos crecimos,
transformarnos nos volvió otros, nos volvió mejores.
Hoy puedo agradecerte, sin culpa ni rencor,
que hayas sido parte de mi pasado,
puedo agradecerte por que gracias a tí aprendí
el verdadero significado del amor,
gracias a tí sé que aún no es tarde,
que el amor no sse termina, sólo cambia de lugar,
gracias a que cerré esa puerta que nos unía,
me doy cuenta, hoy,
que puedo volver a comenzar.
María Eugenia.